Para los mortales como nosotros no es una caminata, sino una verdadera excursión hacía las alturas de la sierra central.Todo se inició en el atardecer de un triste sábado de invierno limeño. Tomé un colectivo a Chosica con las cinco personas de nuestro entusiasta grupo de caminantes. Lima – Chosica S/.6.00. Ingresamos a un mundo aparte en el Jirón Paruro dentro del ya alborotado universo que es el centro de Lima. En un terreno hacinado y repleto de gente, coexisten chinganas, zapaterías, tiendas, baños, restaurantes y el paradero de los colectivos. Tras esperar varios minutos y ver como desaparecían los impacientes pasajeros en cada colectivo, iniciamos esta aventura. Llegamos a Chosica y rápidamente tomamos un colectivo hacía San Mateo en el Km. 93 de la carretera central y a 3,139 msnm. San Mateo es uno de los tantos pueblos desperdigados por la carretera central. Ahí pernoctamos. Al día siguiente salimos temprano hacía Río Blanco en el Km. 103 de la carretera central y a 3,600 msnm. Desde ahí iniciamos este periplo que me traería grandes sorpresas y una pequeña satisfacción personal.
DE RÍO BLANCO A LA LAGUNA.- Iniciamos la subida con cierta facilidad. El camino en zig-zag parecía no ser muy complicado. Grave error. Este era solo el inicio de la larga travesía que nos esperaba. Tras dos horas de marcha continua, la empresa no parecía muy difícil y ya me imaginaba sentado a orillas de la laguna con mi cuaderno de notas escribiendo alegremente mis peripecias. Los primeros signos de cansancio empezaban a asomar en mí. La altura se hacía notar y me recordaba que estaba a casi 4,000 msnm. Mis pulmones no encontraban suficiente oxigeno para todo mi organismo, y lo peor de todo es que ni siquiera estábamos a la mitad del camino. Nos esperaba un pequeño bosque de piedras donde disfrutaríamos del primer descanso oficial (en este lugar se puede acampar para retomar la aventura al día siguiente).
Llegamos al esperado descanso y pude apreciar la verdadera belleza de donde estaba. Nos tomamos las fotos de rigor, comí algo y me engullí cerca de una docena de caramelos, esperanzado en suministrar suficiente glucosa a toda mi humanidad. Según me comentaron mis compañeros, si había llegado hasta acá, ya lo que viene es "pan comido". Sarcástico comentario.
EL TRAMO FINAL.- Tras el descanso solo quedaba la conquista de la laguna. La vegetación cambiaba conforme avanzábamos por la quebrada. El ichu empezaba a dominarlo todo. Pocos eran los tramos planos, todo era subida y las distancias entre cada descanso se hacían más cortas. Empecé a dudar de lograr mi cometido y cada minuto pensaba seriamente en quedarme sentado y esperar a que los otros regresen. Tres de nuestros compañeros se adelantaron descaradamente hasta desaparecer tragados por las alturas. Luego los vería como pequeños puntos de colores inalcanzables. En ese momento decidí dejar todo de lado y embutirme lo que me quedaba de alimento y así, esperar con la barriga llena y feliz de la vida que bajen de ver esa insignificante laguna. Sana envidia.
Sin embargo, tras recibir el último aliento decidí subir lo (poco) que faltaba. Ya si estaba tan alto, que son unos insignificantes metros más. Tras hacer los últimos esfuerzos, empecé a sentir que por fin estaba llegando. Vi a uno de los caminantes salir de entre dos cerros. Pensé en una aparición divina. Esto significaba que estábamos muy cerca y efectivamente tras unos metros más, un camino como el de un palacio, nos preparaba una gran vista de la Laguna de Rapagna. Sentí una extraña sensación de placer y de reconocimiento a tremendo esfuerzo. Por fin la tan ansiada meta estaba ante mí y mis magullados pies.
La sensación de lograr una meta es lo trascendental. Pese a sentir que algo me faltaba, llegué a ese sitio tan cerca pero remoto a su vez. Ese lugar que está alejado de todo el infierno citadino, es realmente paradisíaco. Si quiere visitar la laguna debe sentirse preparado para caminar tan solo algo más de 20 Km. en total, pero que parecen 20 millas.
Solo es cuestión de asumir el reto y "trepar" hacía el cielo. Ya en la altura encontraremos belleza, tranquilidad y un bálsamo para nuestras sensibles almas.
¿Quién no lo necesita?
1 comentarios:
A ver si me animo a darme una escapidata por aquí, gracias por el dato.
Saluditos...
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